Sus triunfales trampas contables de la lechera. Y su obvia elusión de los elefantes de la desigualdad y pobreza, de la corrupción, del estado del bienestar en picado, de la persistente bolsa de desempleo apenas aliviada por el exilio y el trabajo basura.
No existen elefantes en el país de Rajoy.
Era el debate de su estado de alienación.
No existen elefantes en el país de Rajoy.
Era el debate de su estado de alienación.