lunes, 27 de junio de 2016

Justicia poética

 
Rajoy ya ha comprometido los nuevos recortes, así que Bruselas contenta. Y el PSOE aliviado: esta vez no tendrá que participar en ello.
España, el consuelo del Brexit.
Unidos Podemos no estará en el gobierno, y tampoco liderará la oposición: así es que el IBEX35 y sus medios, muy contentos.
Ha funcionado plenamente el discurso del miedo, al que el PSOE de los cinco escaños menos alimentó con fiereza. Esperan reforzarse como alternativa en la oposición a fuerza de discursos socialdemócratas radicales por parte de un partido socioliberal desde hace décadas, artífice del artículo 135 acerca del déficit con el que ahora nos van a castigar hasta el suplicio. Así que el PSOE contento.
 
Recuerden a Berlusconi en Italia: pues aquí andamos con el PP de Rajoy en las mismas. 
Allí como aquí, en un rearme del corrupto sistema tras aparatosos intentos populares de limpieza democrática de las instituciones, como lo fue el 15M. 
Eso sí, en Italia andan ahora con Beppe Grillo como bálsamo popular, ese sí que peligroso populista xenófobo. Como castigo al Renzi servil a Bruselas, y de los recortes.
Se sigue de suyo que sea el Rajoy de los recortes brutales, y los que vienen en adelante, del 100% del PIB de deuda y del déficit desbocado que penar contra las rebeldes Comunidades Autónomas, quien administre las consecuencias sociales y económicas de todo ello cuando la situación económica mundial vuelva a encallar en el mismo iceberg, cada vez mayor.
Justicia poética.
Y entonces reemergerá el PSOE como alternativa, qué duda cabe, como adalid del gobierno social y del cambio. 
El único consuelo hoy: ver perder a la mediocre España en la Eurocopa,  para imaginar el rostro agriado de millones de votantes. Esos dos tercios del total de votantes que aún siguen votando más de lo mismo: más de Bruselas y su yugo, del dogal humillante del euro y los intereses de deuda, del desarme del estado del bienestar y los derechos laborales y ciudadanos.
Justicia poética.
 
 

sábado, 4 de junio de 2016

En ello



El Banco de España prosigue en la vieja tradición de Fernández Ordóñez y se inmiscuye donde no le compete: en propulsar reformas del mercado laboral en contra de los trabajadores. 
Lo de garantizar el crédito a familias y empresas para levantar la economía se deja en manos de competentes vírgenes, mientras que ha sido el gasto público deficitario el que ha tirado del carro. Hasta hemos bajado de los cuatro millones de parados en un periodo sin gobierno al que amenazan todos los presagios y sortilegios más negros de la OCDE por ello.

Algo que se termina con los nuevos recortes europeos que se nos vienen encima para reducir ese déficit, y de paso seguir aumentando alarmantemente la deuda pública para mayor gloria de los cobradores de intereses.

El PSOE sigue hundiéndose en su propia ambigüedad: ¿con quién tiene intención de pactar tras el 26-J, con el bloque de derechas o con Unidos Podemos? Juntos van a rozar la mayoría absoluta bastante más que PP-C´s. Pero todos los signos cupulares apuntan a gran coalición, o a convertirse en el auténtico obstáculo para formar gobierno de cambio. 
Antes de empezar, y ya se niegan a pactar con la confluencia para arrebatarle la mayoría al PP en el Senado, uno de los grandes obstáculos o dogales que afrontará el gobierno de la que se anuncia una legislatura corta e inestable, atenazada por la crisis económica y las exigencias de Bruselas.

Rajoy ya ha firmado con plena desfachatez la carta de sumisión y recortes mientras promete más bajadas de impuestos.
¿Y qué gobierno en el que participara el PSOE se atrevería a plantarle cara a Bruselas? 
¿No tendrá que esperar a su momento mayoritario la confluencia social, mientras se fortalece como oposición a los partidos del régimen del 78?
Esperemos que no se olviden tan pronto de la auditación de la deuda, o de la necesidad de renacionalizar sectores estratégicos: pero siempre necesitarán un amplio y militante respaldo social hoy demasiado latente y paralizado, en lugar de hallarse ya en la calle apoyando las revueltas sociales francesas, junto con griegos portugueses e italianos.
Señor Varoufakis: ¿el fruto social está aún muy verde?
Estamos en ello.