jueves, 24 de enero de 2019

Fiebre


No salgo de mi asombro, pero podría deberse a la fiebre de una bronquitis cercana a la neumonía.
Se sabía desde que Trump tomó posesión del cargo: iba a por Venezuela incluso militarmente, vía Colombia y el grupo de Lima después. 
Se venía leyendo el movimiento con semanas de antelación, para quienes sepan dónde leer. Las andadas de Mike Pence, la disposición desde el minuto cero de Duque y Bolsonaro, etc, etc.
Tras unas elecciones tan monitoreadas como lo han sido desde la época Chávez, pese a que la oposición se negara a presentarse, Maduro obtuvo un apoyo respecto al censo electoral superior al que legitima al propio Trump, a Rajoy en su momento, no digamos ya a Sánchez, o en línea con la del propio Bolsonaro.
Zapatero, no un bolivariano precisamente, ha sido sistemáticamente ninguneado y acallado en la prensa española por su labor mediadora reciente entre gobierno venezolano y oposición, antes de que esta rompiera la baraja unilateralmente viendo que no podían ganar por la vía electoral, pagando el precio de toda su violencia todos estos años.
Pese al desabastecimiento, la hiperinflación, la corrupción de la boliburguesía, la gente que le sigue votando, incluso la desencantada que es mucha, sabe de sobra cuál es la alternativa de la que aquí llamamos oposición democrática, pero que llamaríamos ultraderecha violenta en cualquier otro lado.
En medio, un atentado con drones contra Maduro de parte de los que hoy claman en nombre de la libertad, apenas reseñado en nuestros medios, incluso autoinducido decían los más ultras de ellos.
¿Quiénes se han apresurado a reconocer al autoproclamado los primeros? Trump, Bolsonaro, Duque; y por acá, cómo no, Abascal, Rivera y Casado. 
Ahora Theresa May y pronto se le sumará la UE espoleada por su gran prensa, una vez han convertido el esperpento en una cuestión geopolítica con Rusia y Turquía al otro lado.
Por supuesto, nunca un análisis en nuestros medios del papel del sabotaje empresarial e internacional contra un gobierno electo en el cuadro económico; sin intención de obviar los propios errores del gobierno Maduro, que no obstante solo los votos venezolanos están legitimados para derrocar: y con todo hasta ahora no ha sido así, a falta de mejor alternativa interna democrática y social. 
Como ya ocurría desde la época Chávez, ¿alguien ha reparado que en las oleadas de violencia callejera de la ultraderecha los titulares nunca realzan la proporción de muertos entre chavistas y dicha oposición de ultraderecha, ya desde los tiempos en que disparaban desde sus lujosos coches a chavistas que celebraban en la calle el éxito electoral o decapitaban motoristas tensando cables, ni siquiera muchas veces en la letra pequeña del artículo? 
¿Cuántos de los que opinan en las redes saben lo que eran las guarimbas? Siempre fue pregunta muy útil para no perder el tiempo discutiendo con el español medio sobreinformado sobre Venezuela. 
Al menos algunos medios resaltan hoy el paralelismo argumental actual de EEUU respecto al caso de Libia, ya es algo.
Pero el grado de fantochada esta vez es esperpéntico. 
Peseto loco se autoproclama presidente español, ironiza un tuit enlazando de paso con lo más estrambótico del tema candente del taxi madrileño en armas.
Por supuesto, reza otro tuit, ahora miles de preocupados por la violencia en Venezuela mientras hasta ahora se la ha sudado a todo el mundo Honduras.
Suficiente para que nuestros medios abanderen la legitimidad del peseto loco de EEUU, el nuevo presidente venezolano con probable sede en Colombia que promoverá hasta el final un intento de golpe de estado que podría dejar miles de muertos en el país ¡y todos aplaudiendo el esperpento argumental con las orejas, presos de una indignación tan impostada como ignara! 
Como auténticos poseídos de la fiebre del heno. 
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