jueves, 27 de junio de 2019

Gulliver



Es la ilógica del marketing político que abduce a las sociedades.
Pedro Sánchez se marchaba a Lisboa, ni se había enterado de la posibilidad exitosa de una moción de censura a la vuelta de la Gürtel, fue Unidas Podemos quien la preparó y se la puso en bandeja.
Fue UP quien logró arrancarle esas medidas sociales impensables en el PSOE dada la experiencia de su trayectoria -cómplice de la constitucionalización de los recortes, de la Reforma Laboral, defensor de los desahucios con el último Zapatero, de la protección de los irrisorios impuestos a banca y grandes empresas, de la Ley Mordaza que aún se niega a abolir, etc-.
Como ha indicado estos días Helena Maleno, también de la mano de la ultraderecha de Salvini respecto a las víctimas en el Mediterráneo -"son las mismas medidas de Salvini pero maquilladas"-.
Ese es el PSOE de izquierdas para tontos.
Llegó la hora de votar y el premio fue para el PSOE como si encarnara esa alternativa social, y no su freno en su desgana por explorar políticas de izquierdas que le negó a su socio y benefactor de la moción, el que interrmedió con ERC para su éxito.
Luego la gente boba se conforma con acudir al balcón electoral y pedirle que no pacte con la derecha de C´s. Pues aún sigue mendigándolo, impulsado desde la presión oligárquico-mediática contra Rivera, para tratar de evitar el gobierno de izquierdas.
Como indica el escritor Isaac Rosa, será más fácil ver a VOX en un ministerio que a diputados de UP, contra los que persiste la orquestación histérica de la mentira que la sociedad sigue tragándose, pese al reciente destape de las cloacas policiales-periodísticas de la derecha. Tal es nuestra democracia.
En este país, dos dedos de frente política convierten a cualquiera en Gulliver en el país de los diminutos.
 
 

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