El
Banco de España prosigue en la vieja tradición de Fernández Ordóñez y
se inmiscuye donde no le compete: en propulsar reformas del mercado
laboral en contra de los trabajadores.
Lo
de garantizar el crédito a familias y empresas para levantar la
economía se deja en manos de competentes vírgenes, mientras que ha sido
el gasto público deficitario el que ha tirado del carro. Hasta hemos
bajado de los cuatro millones de parados en un periodo sin gobierno al
que amenazan todos los presagios y sortilegios más negros de la OCDE por ello.
Algo
que se termina con los nuevos recortes europeos que se nos vienen
encima para reducir ese déficit, y de paso seguir aumentando
alarmantemente la deuda pública para mayor gloria de los cobradores de
intereses.
El
PSOE sigue hundiéndose en su propia ambigüedad: ¿con quién tiene
intención de pactar tras el 26-J, con el bloque de derechas o con Unidos Podemos?
Juntos van a rozar la mayoría absoluta bastante más que PP-C´s. Pero
todos los signos cupulares apuntan a gran coalición, o a convertirse en
el auténtico obstáculo para formar gobierno de cambio.
Antes
de empezar, y ya se niegan a pactar con la confluencia para arrebatarle
la mayoría al PP en el Senado, uno de los grandes obstáculos o dogales
que afrontará el gobierno de la que se anuncia una legislatura corta e
inestable, atenazada por la crisis económica y las exigencias de
Bruselas.
Rajoy ya ha firmado con plena desfachatez la carta de sumisión y recortes mientras promete más bajadas de impuestos.
¿Y qué gobierno en el que participara el PSOE se atrevería a plantarle cara a Bruselas?
¿No
tendrá que esperar a su momento mayoritario la confluencia social,
mientras se fortalece como oposición a los partidos del régimen del 78?
Esperemos
que no se olviden tan pronto de la auditación de la deuda, o de la
necesidad de renacionalizar sectores estratégicos: pero siempre
necesitarán un amplio y militante respaldo social hoy demasiado latente y
paralizado, en lugar de hallarse ya en la calle apoyando las revueltas
sociales francesas, junto con griegos portugueses e italianos.
Señor Varoufakis: ¿el fruto social está aún muy verde?
Estamos en ello.
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