El hipermediático Trump entendió perfectamente que necesitaba un gesto
de fuerza para disipar el cerco mediático en casa promovido por los
Demócratas de Obama-Clinton y agencias estatales a su servicio que le
vincula a Rusia, y que tanto daño le está haciendo. Estratégicamente
impecable. Y cuando se tiene delante el gusto por las armas químicas
resulta más fácil. La desregulación financiera mortal que está llevando a
cabo, en cambio, ha gozado de la complicidad de todos los medios para
eclipsarla. Bueno, y que a él y a su hija les preocupan mucho los niños
gaseados, como nos han contado los medios, típica sensibilidad de
presidente de los EEUU, que ha bombardeado tantas veces a la Israel del
fósforo blanco, por ejemplo.