viernes, 4 de diciembre de 2015

Encíclica


Bien lo sabe el mando ruso: EEUU no tiene ninguna intención de acabar con el Estado Islámico. Siempre se ha tratado de generar el caos, la destrucción y el yihadismo para que el acceso a los recursos no lo dificultaran estados disidentes e independientes de la agenda imperial, de Irak a Siria.
Tampoco Turquía, el mayor comprador de petróleo al Daesh. Los bombardeos rusos alardean de haber reducido a la mitad ese tráfico de petróleo que fortalece al Estado Islámico y enriquece a la petrolera del hijo de Erdogan. Eso explica en buena parte el caza ruso abatido como represalia. 
Y delinea nítidamente los dos bloques de la guerra mundial larvada anunciada por el Papa. 
Los poderosos siguen pretendiendo hacer lo que quieren y el resto defenderse como puede, del viejo Tucídides.


 

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