martes, 29 de noviembre de 2016

La fabricación del consenso


Esta es una historia subrayada por Chomsky desde hace más de medio siglo, cristalizada en su libro La fabricación del consenso escrito junto a las investigaciones del profesor Herman. La razón por la que siempre incide en la autodefensa intelectual como condición insoslayable en pos de la igualdad y la democracia. Historia aún más relevante en estos tiempos del espionaje universal y el Big Data que "determina nuestra posición en el orden de las cosas". Y de los Black Friday enésima versión desesperada del zombificador potchlatch navideño.   
Igualmente recomendable el No pienses en un elefante del politólogo-lingüista Lakoff, que explica cómo se convierte en linchadores de mártires infartadas a quienes denuncian la corrupción, las peleas de bar en oportunos asuntos terroristas, el piso del tal Espinar en más sonoro que los muchos miles de pisos de vivienda social vendidos por Botella a precio de saldo a los fondos buitre extranjeros en que participaba su retoño, o los besamanos reales en asuntos más importantes para el público que los ancianos muertos por pobreza energética o las víctimas de la exclusión sanitaria.


Fidelísimo

Sobrevivió a decenas de intentos terroristas de la CIA. Como el suelo cubano, que se convirtió en el que más atentados sufría -por tierra, mar y aire- mientras Reagan los incluía en la lista de países terroristas en los 80 sin haber cometido jamás ninguno; y EEUU protegía en Miami a gente como Posada Carriles, autor del atentado al avión cubano que costó decenas de vidas civiles, y al resto de promotores de decenas de bombas indiscriminadas allí. 
Pregunten a un pobre colombiano, hondureño o guatemalteco -además de a un cubano de la brutal época de Batista, el juego y las mafias estadounidenses allí- si hubieran preferido ser pobres en la Cuba de Fidel. En su respuesta está la sencilla clave contra décadas de propaganda infame. Pese al bloqueo del imperio más poderoso de la Historia -en Irak bastaron diez años para acabar con medio millón de niños, por ejemplo-, resistieron bastante indemnes.
Quizás no lo hicieron mal del todo estos irreductibles. Esperemos un poco a la sentencia de la Historia a ver quién ríe el último, si Fidel o sus detractores imperiales. 



viernes, 4 de noviembre de 2016

Al menos

 
Una campaña norteamericana que oscila entre un fascista, racista y misógino abusador de mujeres, y una mujer cuyos correos desvelan que ella y su marido Bill Clinton desviaron millones de sus organizaciones filantrópicas hacia su fortuna familiar, nada extraño para quien conozca la trayectoria de ambos.
Hubo una posibilidad, se llamaba Sanders, aupado por las contribuciones modestas de muchísima gente. Pero otros correos desvelaron, sin consecuencia ninguna, que Hillary jugó sucio contra él en las primarias en connivencia con todo el peso del aparato. Pese a ello, Sanders aportó toda su fuerza de la militancia para apoyarla en contra de Trump. He aquí el mejor retrato del cariz moral y democrático de los contendientes.
Pero como bien sabemos últimamente en España, el peso de los aparatos, y no la honestidad ni el voto de la gente, deciden nuestros destinos a favor de lo políticamente peor.
En una EEUU técnicamente en recesión económica.
¿Y Europa? No hay buenas señales por delante. Jugando a la porra sobre si la nueva fractura emergerá por el Espirito Santo portugués, el Monte dei Paschi italiano, por el referéndum de Diciembre de Renzi que algunos analistas califican aún peor que el Brexit si se perdiera, o por el propio Deustche Bank alemán de la especulación desatada, como bien sabemos los españoles que ahora debemos devolverle los platos rotos de sus actividades de riesgo con las que se forró en la burbuja española.
Mariano Rajoy: tenemos un futuro glorioso por delante.
A fin de cuentas creamos un montón de empleo precario -por detrás de unos cuantos países por cierto, pero en su euforia de investido nos aseguró que éramos los primeros en Europa-. Mientras no haya recesión mundial y el turismo aguante: lo del precio del petróleo podría torcerse a partir de la reunión en noviembre de la OPEP, y este era otro factor de cara para la importadora energética España. A la que este gobierno y la propia Alemania impidieron seguir creciendo en producción solar y energías limpias; el primer paso insoslayable para un cambio de modelo productivo, cosa que a nuestras elites del cemento en el rostro no parece interesar.
Tengo entendido que si miramos el número en bruto de horas trabajadas, no hay tal resultado espectacular. Solo que estas horas ahora se pagan por bastante menos. De acuerdo, quizás mejora con el gran número de horas extras sin pagar. Pero, vaya, les obligaría a decírnoslo claramente. Vaya, que el PIB crece –por ahora- pero claramente se lo quedan unos pocos. A lo mejor eso explica que seamos el país en todo el mundo donde más ha crecido la desigualdad durante la crisis, junto con la espléndida EEUU.
La hucha de las pensiones camino de los números rojos, la recaudación fiscal de tanto trabajo basura que ya no llega para sostener el sistema, la deuda superando el PIB. Es obvio: nos volverán a decir que el sistema público no es sostenible tras habérselo cargado, y que hay que privatizarlo. El mantra neoliberal de una lógica aplastante (y nunca mejor dicho). Pese a las evidencias en tantos sitios, vg. la Gran Bretaña que revierte por desastrosas unas cuantas privatizaciones.
Pero qué coño, al menos ya tenemos gobierno (aplausos de ejércitos de cuñados en bares y lugares de trabajo).