La
inteligencia militar pone a entrenar a fondo a las despreciadas tropas cargadas
de advenedizos tales como inmigrantes, canis, gente de carrera un paso adelante
y otras malas hierbas, que no pudieron beneficiarse de los privilegios sociales
de un presupuesto sin techo para la única corrupción plausible, que es la que
enseña el alto valor de la jerarquía, jurar y besar repetidamente una bandera
hasta desgastarla de ciega veneración integrista. Porque pese a las
múltiples lesiones la Roja se prepara para ganar un mundial de la corrupción.
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