La
Monarquía está en los detalles, Don Felipe, y el veneno en el papel asignado a
cada cual por quienes afirman confiar en Dios mientras le ponen una vela
mortuoria al diablo. Los bestiarios lovecraftianos, ocultos a la obscena luz de nuestros taimados análisis. Aprietan pero no ahogan
sino a ellos mismos, en estrépito de drones fumigadores. Con
ese flotador Titanic de los diversos nombres de la rosa marchita de UPyD o
PSOE, la monarquía se mantendrá a flote hasta que los españoles de viva las cadenas acaben por tirar de
ella. God bless the Yellow King.
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