domingo, 27 de septiembre de 2015

Independencias


La España del oligopolio informativo, de la censura por incomparecencia de ideas críticas y alternativas, de la hipnosis colectiva respecto a ciertos temas, desde Venezuela a los cientos de miles en cunetas, se escandaliza hipócritamente de que el nacionalismo catalán haga otro tanto en casa. Y entonces sale otra vez Felipe González, para quien Pinochet cuidaba más de los derechos humanos que Maduro, e iguala a ese nacionalismo tan corrupto como el español, del que él mismo es eximio representante, con el estalinismo, en un nuevo alarde de equilibrio y diversidad informativa. Pero al final los catalanes se habrán ganado el estatuto de autonomía escamoteado, porque solo por las bravas entiende el establishment español.



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