viernes, 23 de octubre de 2015

Concertinas


La Intifada palestina de los cuchillos que nadie entiende, excepto el mayor experto que es el historiador hebreo Ilan Pappé.
Rusia diezma en escasas semanas al Estado Islámico o Daesh en Siria para resolver lo que EEUU, Arabia Saudí o Israel no tenían prisa en limpiar tras alimentarlo desde hace un lustro, ni Turquía dejar de confundirlos con los kurdos. Pero es la aspiración imperial de Putin la que debe inocularnos miedo en nuestros periódicos y televisiones. El invierno árabe finalmente servido en ensaladilla rusa.
La polio amenaza extenderse en la Ucrania civilizada y domesticada por la UE, a golpe de estado neonazi y una impagable servidumbre crediticia típicamente made in FMI. Peligrosa calentura de nueva guerra fría.
Refugiados bajo cero en el barro, niños incluidos, a las puertas de la Europa culpable. A otros los siguen sacando del mar. 
Aquí Orban aplaudido por sus homólogos xenófobos en Madrid, se cree parte de la Roma imperial. El Albiol húngaro en odor de sus multitudes democristianas a espaldas del Papa, importador de nuestras concertinas tanto físicas como mentales.




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