Qué bien
vienen para el colonialismo israelí estas campañas en Gaza ante el indiferente
sobrecogimiento de la autoproclamada comunidad
internacional, habitualmente en contra del resto. Así desmiembra en
miembros la sociedad palestina a la vez que providencialmente trueca sus casas por
agujeros en la tierra, sin perder nunca una oportunidad de que los palestinos
la pierdan: en cualquier caso, tumbas vacías donde instalarse luego sus colonos
ultraortodoxos y fundar su floreciente solar cegado a cualquier humanidad
-nada ajeno les es humano- en nombre de su exclusivista Dios.
Qué sería
de los destinos históricos si no jugasen también estas operaciones genocidas, espoleando a la necesidad o fatum
en la dirección adecuada. Finalmente sí parece que Yahvé juegue a los dados
trucados, muy al pesar de ese judío socialista que fue Einstein, y expresidente
del país antes de llegar a serlo nunca. Porque lo realmente incomprensible de
este hostigante universo es que resulte tan dolorosamente comprensible.
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