Excepto de
lo que se planea en el Sahara, Pablo Iglesias y Podemos tienen la culpa de todo lo demás, incluida la reforma express del recuento electoral
ahora que no va en favor del PP, incluida la defensa de los derechos humanos de
Estrasburgo que no discrimina entre asesinos vascos con mucha pena cumplida y
los miles de impunes crímenes como Dios manda, lanzados desde algún puro muy español de adarga antigua y sobre corredor. También de la tardanza en localizar décadas más
tarde al bosón de Higgs, emboscado en las cámaras de niebla izquierdistas. Y
del desprecio a cientos de miles de familiares de esos crímenes del terrorismo
franquista, cuyos huesos también entrechocan como el corazón delator de Poe.
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