Requiem por dos misioneras que el avión españolísimo se negó
a traer junto al religioso empatriado. Y
que no genere un escándalo la ausencia de patria humana de este gobierno tan
español, en las antípodas de cualquier otra misión que no sea la del pánico a la población mediante sus propias políticas. Amparándose en cuestión de pasaportes, Ana Mato acaba de darles el pasaporte a tres o cuatro personas para hacer de nuevo honor a su apellido.
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