Descubrirnos el Tribunal Supremo que la banca es el supremo poder y el poder judicial actúa de parte, concretamente de parte de los poderosos. El desprestigio no existía antes, qué va: pregunten a los tribunales internacionales por los políticos presos, Otegi, las víctimas del franquismo y la Transición. Pregúntenle a las mujeres. Y debe cincunscribirse a las puñetas, no debe alcanzar nunca a los propios bancos puñeteros bajo pena de blasfemia. Y oportunismo sobrevenido el del heroico gobierno, que se negó hace poco a pactar con sus socios subirle impuestos a la banca, siquiera devolver aquellos de los que Zapatero la eximió.
Este país es en sí mismo la hipoteca.
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