lunes, 5 de noviembre de 2018

Tiempos de lumpen


El lumpencapitalismo de Donald Trump, magníficamente relatado por Samuel Farber, más allá de la superficialidad de los análisis psicológicos del personaje, delinean el aire de los tiempos. Cuando los jerarcas de los grandes negocios, como en los años 20 y 30, se acogen políticamente al lumpen para mantener sus beneficios en los propios términos del lumpen, algo que tan bien relató Bertolt Brecht en su El evitable ascenso de Arturo Ui. Tanto al lumpen proletario comandado por Orbanes, Salvinis y Bolsonaros, como al capitalista simbolizado por alguien como Trump y sus círculos de grandes timadores y coleccionistas de grandes pufos. En España precisamente aflora hoy todo ese lumpencapitalismo cañí imbricado en las esferas del Estado que nunca dejó de ser el trasfondo de país, desde la cúspide heredada hacia abajo. En tiempos de aislamiento político y criminalización de quienes demandan democracia, aunque solo sea porque dudan de que exista ya otro lado hacia el que mirar. Una labor quijotesca que se enfrenta contra gigantes que en su bajeza insondable lo son por soplar aspas de una gran maquinaria de prensar pensamiento y humanidad.


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