Desarticulados
veinte tipos sin relación entre sí en la arriesgada Operación Araña en Twitter
o Facebook, así llamada porque se limita a arañar apenas la superficie del
esperpento sin fondo que todavía les cabe ejecutarnos hasta el fondo a la
derecha, y por su heroico desafío al alto riesgo de ridículo hacia el que el
líder supremo Fernández tantas muestras nos ha regalado de desprecio casi
temerario. Sobre todo para terceros de color más oscuro armados de manos y pies
a jirones, para los de ojos y bocas de sobra o los faltos de
cariño en sus derrames cerebrales por estrés y desahucio añadido.
En este
país de innovadores y emprendimiento privado de los fondos públicos, se trata
de nuevo de ahondar en el leit motiv
del ladrillo deconstruyendo país, ese desarrollismo franquista aún en
desarrollo en autopistas quebradas hacia el cielo suizo: Anden ellos calientes y fórrese mi gente.
Los negocios de seguridad
y espionaje, siempre en manos de la ultraderecha como paradigma de fructífera
colaboración de lo público-privado, cuyo guión convendría presentarse por duplicado, y que
finaliza en monarca vendiendo armas en los principados petroleros para mejorar en
secreto su imagen pública, ahora que no abate él directamente a los animalicos,
siempre hallan la forma de reasignar tareas a sus esforzados operarios de la
inteligencia por infiltración. Porque pese a las falaces conminaciones de la OCDE,
este gobierno se preocupa del empleo y no escatima en trabajadores para reventar
los derechos del resto.
Y ahora de
pronto el irresponsable enaltecimiento del enaltecimiento. Y es que con esta
actitud nuestra solo lograremos que no termine nunca. Me temo que jamás dejemos
de segregar la inacabable telaraña antiterrorista de pandereta y derribo
mientras no nos liberemos de la recursividad gramatical, que Nietzsche me perdone.
No hay comentarios:
Publicar un comentario