sábado, 21 de septiembre de 2013

Billy the kid





Nuestros torturadores franquistas preferidos siguen viviendo entre nosotros, acusados por la justicia internacional pero protegidos desde las entrañas del Estado legado por el sangriento dictador. Al menos en adelante tendrán más rubor en nadar y guardar la ropa tan sucia en las mismas piscinas públicas en las que sus víctimas se bañan con sus hijos, o no podrán evitar airear cada vez en la panadería su personalizado retrato de Dorian Gray. Billy el Viejo no logrará sustraerse al golpeo con saña en la losa de sus riñones de parte del viejo Billy el Niño de la brigada político-social.











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