No hay país
arruinado que no suela estar en deuda con el FMI. En algo parecido se basaba el
éxito de Teresa de Calcuta, que apreciaba la radiante belleza divina en el sumo
sufrimiento de los más pobres. Así es que los hacinaba mientras desviaba financieramente
las ayudas millonarias a su organización para causas más fanáticas y oscuras; en
Bophal les instaba al perdón cristiano hacia la empresa química norteamericana que
envenenó a decenas de miles de los suyos, y que luego se escabulló y eludió responsabilidades
durante décadas; o les negaba alivio al morir
en honor a ese bello sufrimiento, y a lo que ahorró en tecnología y material médico
en sus hospitales, mientras que ella se fue a morir entre compasivos cuidados paliativos
a la propia EEUU. No hay miserable que no esté en deuda con Teresa.
Joder que mundo más envenenado, amigo Zenón.
ResponderEliminarMaldita hipócrita!!
Bicos.