domingo, 29 de septiembre de 2013

Stendhal




Un escritor incipiente justo en su otoño vital, declaraba. Pero no hay suficiente ombligo de escritor para cegar semejante boquete anímico, del tamaño del cambio estacional en el cielo. Y por dónde empezar esta vida de Henri Brulard, siempre que no sea en la escalinata de San Pedro ni en ningún otro lugar que huela a renacimiento alguno. Y en ningún caso especificar los rincones preferidos de adolescencia para masturbarse, porque sus coordenadas eran siempre las de la memoria, aunque sin duda de su irrepetible puño y letra.









 

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