domingo, 29 de septiembre de 2013

Maradona




El problema de Parménides fue que se quedó enganchado al Aleph de Borges, más de dos mil quinientos años de soledad. Jugando a la rayuela en Libertadores, el Ser se reveló un corralito, este sí, intraspasable. Sin oponente dialéctico de altura, Dios acabó jugando al fútbol para no lanzarse a la mala vida inmediatamente.









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