Estar entre
dos mundos satisface los tres requisitos de alteridad, ecuanimidad y lejanía necesarios
no se sabe para qué estado de ilegalidad existencial acorde al estatus de un Asperger
digerible y socialmente soportable. Sin nómina a mano, se puede dejar a deber el
borrego para la pascua musulmana a gente de confianza allá, en el barrio de Kenitra de toda la vida de otros, donde ni
siquiera podrá degustar el exquisito manjar de su esfuerzo porque el trabajo le
impedirá viajar Marruecos adentro. Estar entre dos mundos permite no integrarse
en ninguno, haciendo creer en cada uno de ellos que pertenece al otro.
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