lunes, 17 de febrero de 2014

Aparición floriana



Respecto al homicidio múltiple del Tarajal, el genio de Floriano confirma ante la prensa que ambos Fernández mutuamente contradictorios ofrecieron satisfactoriamente todas las explicaciones posibles.
Incluso él mismo, habitualmente tan limitado por su torpeza sin límites, se ha percatado de la alegre y pizpireta inepcia declarativa, en teoría dedicada a enfangar y no a confesar, y se ha apresurado a matizar el grueso error de la verdad. Se refería a todas aquellas versiones que han ido cayendo en manos de Interior, desde su indigente imaginación fabuladora, como hojas secas o nadadores hundidos. Una detrás de otra, abatidas por los datos y demás materiales anti-infundios, cuya peligrosidad informativa recomendaría por sí misma prohibirlos terminantemente.
Nuestras autoridades en fronteras, desplegables o replegables conforme a su discrecionalidad mediante fuego a discreción, fueron víctimas de la inmediata rastreabilidad sin infrarrojos, bajo el cartel refulgente Mucho que esconder, poco que engañar iluminando, como faro delator, cada maniobra para pasar de estraperlo todo un contingente delictivo. A través de las poco protegidas fronteras de la legalidad y los brumosos derechos humanos, con marejada de testigos e inhumanidad temporal del Estrecho. El mismo cartel reflectante que ni siquiera hizo falta que subtitulara la aparición floriana, que algunos insisten en llamar comparecencia.










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