Rajoy no
tenía nada que añadir en el Congreso a la ya monótona predica del hambre
infantil o a la de otro empleo que no sea el empleo empresarial del desempleo,
para rehabilitar al demediado pero entrañable proletario. Tampoco nada que
matizar a las bajadas salariales, que precisamente nos confirman hoy en sordina
oficial que son mayores que las registradas oficialmente. Ninguna deuda con la
creciente deuda, nada que rectificar de la avalancha de emigrantes españoles
que expulsa junto con sus derechos sanitarios. Ni de los desahucios, término
desahuciado de su vocabulario en entrenamiento logopédico con el sibilino
recurso de citar ese recurso para evitarlo. Las referencias al aborto
abortadas. La frontera sur tocada y hundida. En definitiva allí se acudía
exclusivamente a anunciar medidas fiscales para festejo y chirigota privativas
de patronal. Como broche final, la Ley de Seguridad Anticiudadana se concibió inmaculada para
encargarse de todos cuantos no se lo crean.
Ayer, muchos portavoces parlamentarios unían la actitud del presidente con la de algún cuento infantil. Yo no comparto ese menosprecio de la literatura para niños, que acoge valores como la solidaridad, la ternura, el idealismo o la utopía... A mí la personalidad del presidente me recuerda mejor a las zonas umbrías del Ärtico: hielo puro y cambio climático para abrir un futuro sin futuro...
ResponderEliminarSiempre con el permiso de su primo.
ResponderEliminarTienes razón respecto a los cuentos infantiles, no deberíamos meterlos en esto cuando tratamos de acusar a un adulto de la estupidez de tratar al resto como estúpidos, sino todo lo contrario.
Yo mismo he jugado a esa baza fácil más de una vez. Por ejemplo en el caso Botella, que se creyó que era capaz de interpretárselos, a su imagen y semejanza, a los niños mejor que los propios niños.
Un abrazo
Pues visto el debate, lo mejor es decirlo claramente: nos mienten, sin más, inventando una situación de bonanza que sólo afecta a los discípulos del neoliberalismo más estrepitoso. Los demás, la sufrida clase media de la nómina a fin de mes, siguen con el oleaje a pie de barca. Buscando orillas cercanas donde cobijarse.
EliminarQué lástima que se hayan abandonado los ideales por los mercados.
No te preocupes con los ejemplos infantiles; yo también, todos, a veces unimos infancia e ingenuidad. Pero nadie es menos ingenuo que el político en la tribuna de oradores. Abrazos.
Ja, ja, ja ya te digo.
ResponderEliminarEntre la ingenuidad más candorosa tantas veces, y otras recién afilado un escepticismo rayano en la autodisolución. En medio, suelo andar de paso.
Muy de la época, en que como bien dices de clase media apenas va quedando cuarto y mitad, en filetes finos.
Para qué abandonar al niño, para qué esperar al viejo, si siempre fueron con nosotros -me digo en mi caso.
Y cómo hacer bailar juntos al pesimismo de la razón y al optimismo de la voluntad en todos nosotros.
En todo caso, el debate siempre lo gana Botín, como bromeaba la inteligencia colectiva en Twitter.
(Interesante cómo Cayo Lara supo mutar de un primer discurso atado a las viejas formas inmovilizantes y burocratizadas, a esa segunda intervención en que se puso el traje de movimientos sociales, parados, pobreza, desahucios, etc, y habló el lenguaje llano de la verdad social.
Muy sintomático de IU. Esperemos que esperanzador)