jueves, 13 de febrero de 2014

Profetas



El esfuerzo del gobierno por contener el torrencial avance del déficit moral obliga a recortar también en justicia universal y a seguir ajustando plantilla. La familia Couso, las víctimas del genocidio español y secuelas, el de Gaza o Tibet, guantanameros y tantos otros, si aspiran a alguna justicia y dignidad deberán sumarse en efervescente movilidad exterior al diluvio emigrante de mujeres embarazadas con recursos, jóvenes o investigadores. Nadie es profeta en su tierra. El atropellado éxodo según se le desmoronan los números a los expertos, génesis espiritual de semejante apocalipsis de recuperación.










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