sábado, 22 de febrero de 2014

Bajas presiones



Se van más de los que entran, y la mayoría de los que lo hacen ilegalmente no se cuelan precisamente por Ceuta y Melilla entre botes de humo y fanfarrias de amigable fogueo. Pero la invasión está servida. 
El derrame creciente de juventud emprendedora y de gente formada se cubrirá con turistas y jubilados alemanes. La natalidad en picado, algo que solo la reforma del aborto puede frenar tirando de rosario en los ovarios. Remedios para que la pirámide de población no tenga que tirar de negros, la muy invertida de ella. Vienen a quitarnos puestos de trabajo que no existen, camas en una Sanidad que ya no les asiste ni cuando se mueren en la calle, o quizás ocupar casas de las que nos desahucian a nosotros. Los foros se plagan de xenofobia que se pretende argumentada sin datos ni cifras. Es o ellos o tú.
Pero la auténtica presión migratoria es la de la gente de aquí por largarse. Con el viejo fascismo aleccionándonos para que nos demos prisa, y las balas de goma marcándonos las fronteras de España, coño.










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