Se van más
de los que entran, y la mayoría de los que lo hacen ilegalmente no se cuelan
precisamente por Ceuta y Melilla entre botes de humo y fanfarrias de amigable fogueo. Pero la invasión está servida.
El derrame
creciente de juventud emprendedora y de gente formada se cubrirá con turistas y
jubilados alemanes. La natalidad en picado, algo que solo la reforma del aborto
puede frenar tirando de rosario en los ovarios. Remedios para que la pirámide
de población no tenga que tirar de negros, la muy invertida de ella. Vienen a
quitarnos puestos de trabajo que no existen, camas en una Sanidad que ya no les
asiste ni cuando se mueren en la calle, o quizás ocupar casas de las que nos
desahucian a nosotros. Los foros se plagan de xenofobia que se pretende
argumentada sin datos ni cifras. Es o
ellos o tú.
Pero la
auténtica presión migratoria es la de la gente de aquí por largarse. Con el viejo
fascismo aleccionándonos para que nos demos prisa, y las balas de goma marcándonos las fronteras de España, coño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario