sábado, 7 de diciembre de 2013

Animados




Si los dibujos animados traspasaran la pantalla y conviviesen entre nosotros, la pantera rosa sería linchada por homófobos, la abeja Maya exterminada por pesticidas de Monsanto, el pájaro loco confinado a camisa de fuerza y los pitufos al apartheid, escribe un compañero de animosas letras.
Mejor suerte correrán en cambio los que nos desaniman hasta la extenuación. 
Qué pasará con Rajoy fuera del plasma, Aznar trinando desde el Olimpo Murdoch o incluso Bárcenas a pocas celdas del panal suizo. Qué será de Cospedal tras su finiquito en diferido. Qué harán Montoro y Wert de nuevo encerrados en la caja del susto enroscados a su muelle. Cómo serían Fernández, Cañete o Báñez en color. Cómo escapará Soraya del encasillamiento en su papel porcino entre los teleñecos. Qué bombas de racimo usaría el ministro de autodefensa contra el correcaminos, para justificar el vergonzoso aumento presupuestario y lograr el aplauso del hambre infantil. Entre qué Catastrophics Brothers recalaría ahora el enterrador Guindos, el menos animado de estos monigotes teledirigidos pero tan desalmado como el resto.  
Esto es todo amigos, clamará al cielo abierto el conejo de la suerte desde algún aeropuerto vacío.














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