jueves, 26 de diciembre de 2013

Viento



Fuertes vientos que matan y destrozan, sí, pero que nos abaratan la aportación eólica de la factura. Propietarios y oligarcas matan y destrozan, y nos la encarecen.
Queremos que nos gobierne el viento. 
Incluso convertirnos en parque eólico, a despecho de Sloterdijk.
Disiparles los beneficios en cada borrasca, anegarles los fondos de inmersión con cada tifón filipino, ahogar sus derivados en antártica derretida, tiznarles de negro Chevron las sucias manos en Ecuador, ahora que se arrancan entre ellos a dentelladas de tierra el petróleo. Incluido el ártico, que emerge del hielo recalentado en una guerra aún más fría.
Que nos gobiernen las hordas del clima. Pero asegurémonos de invitarles a la fiesta, aun traídos por los pelos. De despedida y sorpresa.












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