Felices
fiestas para encerrar a los niños en juguetes con que imitar con gracia el
triste destino de sus mayores, que en su caso será aún peor. Incluido uno de
cada cuatro ya desahuciado social, a los que la Caridad nunca se olvida de
reciclarles los juguetes de los anteriores para eclipsar el blanqueo sepulcral por
el que la Iglesia no paga el IBI ni el resto de milmillonarias obligaciones que
elude en nombre de la unidad de España.
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