Sabina no superaría
el casting de Botella, que se toma la licencia de otorgar licencias a quienes tocarán fondo a fondo en el centro de Madrid. Ni Dylan ni Cohen. Ninguno de estos u otros disonantes hubieran sido tan consonantes de
irle a balarle al jurado impopular, que incluso suspendió a una cantante profesional
contratada por Botella para no sé qué fiestas de la libertad. Cosas del chapucero directo a la
cultura de una alcaldesa que jamás superó ningún casting, ni como lectora municipal de cuentos
infantiles que es.
No hay comentarios:
Publicar un comentario