Se cobró el
sobrenombre de El piezas. Escribía en
corto y retrataba a los personajes del poder político-económico español.
Imposible pretender crónica sin abundar en la sátira abstracta y recauchutada. Prolongar
la diversión sin freno de las pinturas negras, devenidas esas pinturas en negro
por las que los expresidentes tonantes y abdominales emplazan en e-mails
rigurosamente almacenados a dispersar los bajos fondos no figurativos de una
caja pública, que no escatimaba ahorros en dispendios privados de todo escrúpulo
estético. Fueron millones de despiezados carnaza de un puzle cubista en escasas dimensiones. Aún se le
busca museo de los horrores.
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