sábado, 25 de enero de 2014

Calaveras




Entre los vítores de los preferentistas, comparece Blesa ante el juez con parche en el ojo, cara de malo, el viejo truhán capitán de un barco que tenía por bandera regulaciones algo tibias y un montón de calaveras. Su abogado fiel le abre camino con diez inhabilitaciones por banda y viento en popa a dos velas para el resto, recordando amenazante el destino del juez Silva, por la poca fundamentación de miles de correos que detallan el expolio. No iba a ser menos que la piratería somalí, tras la cual siempre andan los respetables bufetes de la City, salvando la insalvable diferencia moral en favor de los desahuciados pescadores de Somalia. Blesa alega que la desastrosa e irregular compra del banco norteamericano fue aprobada por el Banco de España. Y que no quepan todos en un mismo indulto arbitrario de Gallardón.











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