Allí es
donde ya estamos cuando no nos movemos para permitirles a ustedes servirse a
gusto, ay mi señor de Guindos. Nada más natural para un liberal, dar y tomar, ni
más aberrante para cualquier teólogo medieval de esos que les dictan las directrices espirituales a ustedes.
A no ser que sencillamente nos
estuviese estimulando a la movilidad exterior, ahora que se divisa la luz
al fondo del culo.
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