A falta del
tirón de los emergentes o de una banca privada saneada con alguna credibilidad,
tras su rescate forzado a costa de las víctimas y aledaños, y ahora que los datos de la EPA confirman el desastre del empleo pese a las burdas tergiversaciones,
aprovechando que hasta el Pisuerga deja de pasar por Valladolid y se larga
fuera, o el efecto de la crisis argentina,
brasileña o turca en nuestros grandes números empresariales, el ministro delator consagra a Teresa de Jesús como la
intercesora de la recuperación. No sabemos si por el muero porque no muero o por el vivo sin vivir en mí.
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