La
vicepresidenta perpleja no entiende la reacción social de los brotes de protesta
en cadena, que por otro lado nunca han existido. Puesto que la economía ya no
puede ser motivo de rebelión tras el anuncio de cielos soleados, humedad
relativa de los millonarios y anticiclones del hombre del tiempo infausto,
Rajoy, a rebufo borrascoso del siempre fiable FMI. Por otro lado, las reformas chinas también para los
muy ricos de allá. Blesa amenazando a El Diario.es por la publicación de esa su
intimidad en la que despilfarraba millones de dinero público, a veces al dictado
de Aznar. Juan Gelman los termina de mandar al carajo a todos muriéndose como
un nuevo vencido glorioso más, en el único Panteón de la Historia que podrá
sobrevivir.
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