Tras
adelantar temerariamente al resto de jinetes del apocalipsis en el sur europeo,
Merkel se rompe la pelvis esquiando en Suiza al abalanzarse contra una
concertina de cuentas opacas, probablemente del partido gobernante español y
sus grandes empresarios donantes. Otra que pretendía averiguar cómo pudo
enriquecerse Bárcenas, el gran enigma insoluble de nuestro tiempo para el PP.
Ahora la buena señora seguirá sin catar una pedagógica cura de austeridad,
debido al trato sanitario preferencial de ingeniería alemana. Si ya era
inamovible, imaginen ahora. ¿No se va confirmando que a Cifuentes no se la
humaniza porque las costillas rotas sean alguna vez las suyas...?
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