jueves, 28 de noviembre de 2013

Averías




Falciani sube la apuesta del fraude español en cuentas suizas a la friolera de 200.000 millones. La Fundación Botín ofrece edificantes conferencias sobre que entre todos podemos seguir enriqueciéndoles a ellos. Los grandes corruptos terminan condenados por delitos fiscales menores como Al Capone. El Príncipe vende al resto de nuestras elites empresariales en Brasil por plasma, en la mejor escuela rajoyana, porque el caro avión-capricho que Aznar nos endosó con cargo al presupuesto no funciona. ¿Y si cambiamos el símbolo de la bandera, y en el lugar del aguilucho hoy parapetado tras el escudo constitucional colocamos a la bruja averías…? ¿Y si en lugar de tramarle letras al himno, a la antigua, mejor no lo lanzamos al mar encadenado a su tremenda hipoteca, o directamente lo entonamos entre nuestras estafas preferentes…?










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