jueves, 7 de noviembre de 2013

Halloween II




Niños vestidos de muerte, paganas pinturas del color del mustio otoño en los rostros sin alma, el afán de instigar el miedo, tronaba el obispo contra Halloween. En definitiva, una fiesta del diablo sin Dios. Dios callaba cual diablo: no sabemos si de vergüenza ajena por cada sonrojante púlpito, o solo de tanto aguantarse la risa del susto que le suponen a los obispos ese día los muertos con cuentas pendientes y sin entierro cristiano o pagano alguno.












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