martes, 26 de noviembre de 2013

Paloma




El Papa reniega de la mano invisible del mercado, porque no deja ver la mano providente de Dios, desarticulándose en medio de semejante disolvente acelerado de humanidad. Que se vaya a su amada Cuba, alega un internauta en un foro. 
El blanqueo de la blanqueadora banca vaticana es lo que le duele a la Santa Madre, como un aborto del desmadre, además de que el mismo Papa los tilde de medievales, o pretenda descentralizar la estructura organizativa de la transnacional (lo que también imprime sacramentalmente sus propios cardenales). 
Y así la incuria cardenalicia anda cantando a coro, en cada conjura por los rincones de Palacio, aquello de Alberti: Se equivocó la paloma, se equivocaba.










No hay comentarios:

Publicar un comentario