Galán de
Iberdrola no es precisamente ningún sol, pero ningún factor de protección solar
nos protegerá nunca de él ni de sus pares. Del
sol que nunca se pone ¿quién podría esconderse?, decía Heráclito cuyo
paradójico sobrenombre era el oscuro. Este Galán de cine de terror y secuaces nos estafan con la factura, les tapamos sus agujeros con ayudas y
exenciones impositivas cobradas al precio del bienestar mayoritario, y además
fuerzan al gobierno a penalizar impositivamente a cuantos se abastezcan de sol,
hasta que les golpee como si fueran rayos y centellas. En una epifanía solar Galán
nos descubre que son las subvenciones públicas las que han elevado la deuda pública
de sus cuitas privadas al monto total del PIB, reafirmándonos en que la ayuda a
los desfavorecidos es un brindis al sol que solo serviría para eclipsar sus
radiantes beneficios. De ese sol ¿quién podría esconderse…?
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