La fractura
de la luz y el apagón informativo. El atracón de propaganda sin calefacción.
Diarreas de tuits de matanzas y represiones prestadas de otros lugares, y
recicladas para la libertad. El vómito de brigadas nazis y francotiradores de
la oposición cuyos muertos cargarle en la cuenta a los gobiernos en acoso y
derribo, pero solo en confesiones diplomáticas a media voz. Resaca de golpes de
efecto mediático que propician los de estado encubiertos. Jaquecas goebbelsianas
de telediario y demás prensa del corazón de león. Gases retenidos, oleoductos
obturados, ardores guerreros con reflujo geopolítico.
Como oligopolio eléctrico eclipsándonos del sol, el premio Nobel de la paz en Washington juega a silenciar en Venezuela, Ucrania e incluso China a bombo y platillo sus silenciados crímenes a diario, los de sus incesantes drones sobre civiles en tantos países destruyendo bodas y reuniones familiares, aniquilando rezos y mercados.
Como oligopolio eléctrico eclipsándonos del sol, el premio Nobel de la paz en Washington juega a silenciar en Venezuela, Ucrania e incluso China a bombo y platillo sus silenciados crímenes a diario, los de sus incesantes drones sobre civiles en tantos países destruyendo bodas y reuniones familiares, aniquilando rezos y mercados.
Todo esto Nostradamus
no lo previó al detalle, pero sí que venía profetizado con nombres y apellidos
en los cables de wikileaks. Pero nuestro intoxicado no puede leerlos en esta oscura noche de Marzo por
impago.
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