El juez y
el fiscal de la Audiencia Nacional que juzgan el caso consideran, nada más
empezar, que no existió un plan preconcebido por Blesa y secuaces. La estafa
masiva se debió a un cúmulo azaroso de casualidades y errores sin mala
intención, desde el BCE y el Banco de España hasta los directivos de las Cajas.
Así que no empañemos su condición de primeras víctimas del azar trágico con
nuestras insidias. De hecho, en buena lógica moral, deberíamos indemnizarles
entre todos mediante crowdfunding. En
este caso no habría además restricción gubernamental alguna. La Naturaleza y
las estafas político-bancarias tienen en común que ambas se autoorganizan
complejamente sin el concurso de inteligencia diseñadora alguna comprobada o
demostrable. Y apuesto que para estos juristas, banqueros y políticos, en el
caso de la Naturaleza lo consideran además una flagrante mentira.
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