miércoles, 12 de marzo de 2014

Reconciliación



Aquel monseñor que al poco del 11-M recalcaba que había ocurrido porque en España se pecaba demasiado.
Por ejemplo, se pecaba de soportar demasiada ignominia de la radio de los obispos, que radiaba inmoralidad tóxica literalmente radiactiva sin que clamara al cielo. Como la de cadáveres congelados sustituyendo a víctimas que según estos conspiracionistas de Dios nunca existieron, léase el GEO muerto en Leganés y familia amputada. Sencillamente Rubalcaba, los jueces, los Tedax, el comisario de Vallecas y su esposa destruida por el acoso, los servicios secretos marroquíes y ETA conspiraban juntos para que pareciera que Aznar y sus legionarios de Cristo ministeriales habían hecho algo más que equivocarse cuando colaboraban en una masacre en Irak que nadie apoyaba, cuando mentían sobre la autoría, tratando de alistar a su causa a los cadáveres calientes pero mirando hacia otras urnas que las funerarias.
El cardenal Rouco, nuestro intrigante Richelieu en versión agreste, cierra el círculo en su misa conmemorativa de despedida ante las víctimas como máximo responsable de todo ello: Convendremos todos en que el atentado se realizó para cambiar un gobierno elegido por Dios, y eso está muy feo.
Como esto es España, a eso lo llaman reconciliación.











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