Nos
paralizan con gas mordaza, nos desparasitan de ideas a chorros de agua e
impactos de goma. Pero alegarán que al león del Congreso simplemente le dolía
una muela, jamás la mordaza España. Y además se está recuperando. Gracias a las activistas de Greenpeace
he podido mirar por primera vez sin dentera la garra clavada en la esfera
de plomo democrático.
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