jueves, 3 de abril de 2014

Carromera



Persecución policial de la condesa Aguirre por las accidentadas calles del centro de Madrid. Tricornio de prioridades de seguridad enfrentadas y autoridad en colisión cuando al fin logra parapetarse tras sus escoltas en el garaje de su casa, quienes han tenido a bien no desatar el material antidisturbios contra la policía a falta de protocolos claros. El respeto que nos exigía esta célebre liberal hace unos días hacia las ilegalidades, torturas y abusos policiales sin cuento, por amor ciego o si acaso tuerto a la nación, no lo merece en cambio la nación cuando cumplen con su trabajo. 
Ni Aznar, Agag o Cifuentes, ni tampoco su pupilo Carromero o ella misma han sido nunca gente de echar el freno, aunque su catastrófico paso lo señalice siempre un reguero de heridos y muertos absurdos caramelizado de pantagruélicas mentiras. Desde luego que nadie pretendería conducir por ellos.
Puesto que no somos una república bananera, la OSCE son unos señores con sueldos muy altos que se conducirían mejor tratando de perjudicar a la policía de movilidad madrileña, hasta lograr privatizarla. Entretanto sus agentes recibirán cursos de formación sobre cómo aparcar correctamente sus motos para no trabar la huida de los multados, y la Fiscalía investigará a fondo sus posibles conexiones con el entorno abertzale. Les va a salir muy cara la foto que buscaban, le resopla aún alborotada desde el sofá a la librea del sufrido mayordomo, al que aparta la infusión de un manotazo mientras Hermann o Dragó le ponen en orden sus ideas en el blog, para denunciar de todo esto las checas y el Gulag.  
Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid y el AVE por los terrenos del marido, sus abogados cuentan con que Tamayo y unos cuantos empresarios del ladrillo especulador formen parte del jurado. Esta vez ha prometido reducir las listas de espera de tantos damnificados por verla caer, a riesgo de encerrarse ella misma en la cárcel si no cumple. No obstante, será difícil contrarrestar las enormes presiones de la acusación popular para que cumpla íntegras las penas, y lo más lejos de Suiza, Cajamadrid o Estrasburgo que se pueda. No tardarán mucho Telemadrid recién depurada de trabajadores y otras mamandurrias, o la TDT Party eclesiástico-empresarial en desenmascarar a los sindicatos estalinistas tras esta retorcida trama para enredar letalmente a la mantis en su propio veneno, que es tela. E inundarnos de fotos de los policías comiendo jamón serrano con un liberado sindical, un funcionario desahuciado o un maestro anticlerical y republicano. Con los colores de la ikurriña en el trasfondo e intercalando imágenes de la kale borroka junto a las del 11-M, por aquello de que ambas ocurren en Atocha.  












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