Persecución policial de la condesa Aguirre por las
accidentadas calles del centro de Madrid. Tricornio de prioridades de seguridad enfrentadas
y autoridad en colisión cuando al fin logra parapetarse tras sus escoltas en el garaje de su casa, quienes han tenido a bien no desatar el material antidisturbios contra la policía a falta de protocolos claros. El respeto que nos exigía esta célebre liberal hace unos días hacia las
ilegalidades, torturas y abusos policiales sin cuento, por amor ciego o si acaso tuerto a la nación, no lo merece en cambio la
nación cuando cumplen con su trabajo.
Ni Aznar, Agag o Cifuentes, ni tampoco su
pupilo Carromero o ella misma han sido nunca gente de echar el freno, aunque su
catastrófico paso lo señalice siempre un reguero de heridos y muertos absurdos caramelizado de
pantagruélicas mentiras. Desde luego que nadie pretendería conducir por ellos.
Puesto que no somos una república bananera, la OSCE son unos
señores con sueldos muy altos que se conducirían mejor tratando de perjudicar a la policía
de movilidad madrileña, hasta lograr privatizarla. Entretanto sus agentes recibirán
cursos de formación sobre cómo aparcar correctamente sus motos para no trabar
la huida de los multados, y la Fiscalía investigará a fondo sus posibles
conexiones con el entorno abertzale. Les
va a salir muy cara la foto que buscaban, le resopla aún alborotada desde
el sofá a la librea del sufrido mayordomo, al que aparta la infusión de un manotazo
mientras Hermann o Dragó le ponen en orden sus ideas en el blog, para denunciar de todo esto las checas y el Gulag.
Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid y el AVE por
los terrenos del marido, sus abogados cuentan con que Tamayo y unos cuantos empresarios del ladrillo
especulador formen parte del jurado. Esta vez ha prometido reducir las listas
de espera de tantos damnificados por verla caer, a riesgo de encerrarse ella misma
en la cárcel si no cumple. No obstante, será difícil contrarrestar las enormes presiones
de la acusación popular para que cumpla íntegras las penas, y lo más lejos de Suiza, Cajamadrid o Estrasburgo que se pueda. No tardarán mucho Telemadrid recién depurada de trabajadores
y otras mamandurrias, o la TDT Party eclesiástico-empresarial
en desenmascarar a los sindicatos estalinistas tras esta retorcida trama para
enredar letalmente a la mantis en su
propio veneno, que es tela. E inundarnos de fotos de los policías comiendo
jamón serrano con un liberado sindical, un funcionario desahuciado o un maestro
anticlerical y republicano. Con los colores de la ikurriña en el trasfondo e intercalando imágenes de la kale borroka junto a las del 11-M, por aquello de que ambas ocurren en Atocha.
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