Gentes de la educación, de la sanidad, desempleados,
precarios y desahuciados y tantos otros defensores de la democracia:
terroristas de Aguirre, indignada porque el país requiera de observadores de la
OSCE como si se tratara de una república bananera. Desgraciadamente no somos
república, y las bananas se truecan en porras o cirugía de impacto sobre
cualquier ojo avizor, incluido el de las cámaras de la prensa. La Fiscalía a
por uvas investigando si tras los resortes del 22-M conspiranoiaban grupos
independentistas. De esos que si les obligan a escoger excluyentemente entre derechos
humanos y una determinada idea de España, en concreto la causante del atraso
histórico español y las mayores violencias sufridas por este país, suelen
decantarse por los derechos humanos. Es decir, por el pueblo español y la
independencia de criterio respecto al establishment corrupto y extractivo.
El único enemigo al que liberalismo bien entendido de Madrid
aún despojaría de derechos, libertades y humanidad en general, es al resto de
terroristas que cercan sus privilegios fundados en el mérito. Nuestra cruz de
sus méritos, porque terminan siempre en rescate bancario mientras se les muere la gente
ingresada en los pasillos de urgencias.
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