domingo, 27 de abril de 2014

Galileo



Los únicos que se liberaron de Wojtyla, que no en balde traía ya nombre de monstruo posnuclear, fueron los teólogos de la liberación y demás amigos de los pobres, a los que las dictaduras bendecidas por este santo padre que les tiró a tales leones terminaron de liberar torturando y acribillándolos por toda Sudamérica. España era la sonrisa de Dios, nos reveló. Lo que afianza la sospecha de tantos herejes históricos sobre su sadismo y mala leche connatural. Qué duda cabe que una divina publicidad de parte del gran Papa experto en marketing que no entiende ni Dios. Sus esfuerzos denodados para proteger pederastas, tan solo superado por el de Pío XII en ocultar nazis y ayudarles a huir a servir a la CIA para adiestrar sádicos monstruos en Latinoamérica, o sus ansias de propagar el SIDA en África, porque saltarse un castigo divino está muy feo, deberían resultar suficientemente milagrosos por sí solos cuando han logrado una santificación. En lugar de apelar a curaciones de charlatán de carromato y Egomóvil, que Galileo les perdone ahora a ellos.












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