El
bipartito del régimen centralista y monárquico se aplaude a sí mismo espoleado
por UPyD, porque en estos tiempos difíciles el aplauso requiere incluso de tres
palmas de sus palmeros. Fuera del Congreso siguen multiplicándose los
independentistas, incluidos los de Catalunya. Nuevo capítulo secular de
negativa incondicional a la autodeterminación de las gentes españolas, en
general. Si esta es la casa del pueblo, lo es cada vez más de un pueblo
fantasma. Digamos que ubicado ex ante en un desierto, sembrado por las mismas
inmobiliarias que han terminado autocumpliendo el paraíso turístico de nuestras
ruinas recientes, en la senda ruinosa de la misma Grecia. Paraíso hacia el que
nos conducían angelicalmente sus autopistas hoy rescatadas de la tentación en quiebra, y para el que requieren
nuestra entregada mano de obra esclava adecentando el resto de los cactus o los
crucificados al sol, por cierto que de irradiante usufructo alemán. Nuestros
emigrantes pasean por el exterior la marca España debidamente sangrante para
promocionar la morcilla de arroz y el jamón curado de espantos.
Rajoy nos lo
aclara: Viento en popa que aquí no llega. Y parecía que estaba lloviendo, según
secundó.
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