Cierta
información, no obstante, no andará disponible en las gafas Google Glass con que el gobierno estudia
dotar a la policía: la más patriótica, joven e inescrupulosa a ser posible,
como reclama para sus jugadas en bastos Cosidó. Se trata de ayudarles a
reconocer más eficientemente el rostro del mal social en marginales tales como
desahuciados, parados, maestros, médicos y personal sanitario, precarios y
esclavos por horas, pensionistas, estafados bancarios o ahorcados de un ERE.
Que en conjunto van confluyendo en mayoría fluvial en los propios márgenes.
Ahora sí que será por la cara, por si quedaba alguna duda. La
aplicación de reconocimiento facial no incluye por su alta definición las
hectáreas latifundistas de rostro de amos y dirigentes.
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